viernes, 29 de mayo de 2015

Adopta un Humano


¿Sabias tu que en Chile hay más de 17 millones de humanos abandonados? Debido a la irresponsabilidad de muchos perros y gatos, miles de hombres y mujeres viven entre el cemento en terribles condiciones, comiendo toda clase de desechos. Muchos de estos pobres humanos terminan "civilizándose" y formando peligrosas manadas afectando la flora y fauna nacional.




Tu puedes ayudar adoptando un humano, esterilizándolo y enseñándole a convivir con otros animales. Es responsabilidad de cada ser vivo educar a nuestros "hermanos menores" humanos y de brindarles hogar y alimento.


La sobrepoblación de personas es causada por la gran cantidad de hombres y mujeres sueltos sin control. Estos humanos terminan civilizándose. Por lo tanto, programas y campañas de esterilización son los componentes más importantes para poder lograr el manejo de personas a largo plazo.


No compres, ¡adopta un humano!

jueves, 12 de marzo de 2015

Las Letanías de Satán

Las Letanías de Satán

(por Charles Baudelaire)


¡Oh tú!, el más sabio y el más hermoso de los Ángeles,
Dios traicionado por la suerte y privado de alabanzas,

¡Oh, Satán, apiádate de mi larga miseria!

¡Oh, Príncipe del exilio al cual se ha agraviado,
Y que, vencido, siempre te yergues más fuerte!

¡Oh, Satán, apiádate de mi larga miseria!

Tú que sabes todo, gran rey de las cosas subterráneas,
Curandero familiar de las angustias humanas,

¡Oh, Satán, apiádate de mi larga miseria!

Tú que, aun a los leprosos, a los parias malditos
Enseñas por el amor el gusto del Paraíso,

¡Oh, Satán, apiádate de mi larga miseria!

¡Oh, tú, que de la muerte, tu vieja y fuerte amante,
Engendras la Esperanza, —una loca encantadora!

¡Oh, Satán, apiádate de mi larga miseria!

Tú que infundes al proscripto esa mirada serena y altiva
Que condena todo un pueblo alrededor de un patíbulo,

¡Oh, Satán, apiádate de mi larga miseria!

Tú que sabes en qué rincones de las tierras envidiosas
El Dios celoso oculta las piedras preciosas,

¡Oh, Satán, apiádate de mi larga miseria!

Tú, cuya clara mirada conoce los profundos arsenales
Donde duerme sepultado el pueblo de los metales,

¡Oh, Satán, apiádate de mi larga miseria!

Tú, cuya larga mano oculta los precipicios
Al sonámbulo errante en el borde de los edificios,

¡Oh, Satán, apiádate de mi larga miseria!

Tú que, mágicamente, ablandas los viejos huesos
Del borracho retardado hollado por los caballos,

¡Oh, Satán, apiádate de mi larga miseria!

Tú que, para consolar al hombre débil que sufre,
Nos enseñas a mezclar el salitre y el azufre,

¡Oh, Satán, apiádate de mi larga miseria!

Tú que pones tu impronta, ¡oh!, cómplice sutil,
Sobre la frente del Creso implacable y vil,

¡Oh, Satán, apiádate de mi larga miseria!

Tú que pones en los ojos y el corazón de las rameras
El culto de la llaga y el amor de los andrajos,

¡Oh, Satán, apiádate de mi larga miseria!

Báculo de los exiliados, lámpara de los inventores,
Confesor de los ahorcados y de los conspiradores,

¡Oh, Satán, apiádate de mi larga miseria!

Padre adoptivo de los que en su negra cólera
Del paraíso terrestre arrojó Dios Padre,

¡Oh, Satán, apiádate de mi larga miseria!


Plegaria

¡Gloria y alabanza a ti, Satán, en las alturas
Del Cielo, donde tú reinas, y en las profundidades
Del Infierno, donde, vencido, sueñas en silencio!
Haz que mi alma un día, bajo el Árbol de la Ciencia,
Cerca de ti repose, a la hora en que sobre tu frente
Como un Templo nuevo sus ramas se desplieguen!


miércoles, 14 de enero de 2015

"Su voluntad propia debe ser maestra del hombre, su propia lujuria la única ley, su propio poder su única posesión, pues sólo el hombre libre es sagrado y nada hay sobre él."


W.R. Wagner.